martes, 17 de diciembre de 2013

El francotirador paciente, de Arturo Pérez-Reverte

La última novela de Arturo Pérez-Reverte versa en torno al mundo del arte urbano y esa es su principal fuente de frescura y originalidad. No había literatura que recogiera las andanzas de los grafiteros y que nos acercara su mundo y motivaciones. Reverte, en su habitual trabajo de documentación previo, ha investigado a fondo el grafiti para traernos una historia de intriga y venganzas entre manchas de pintura y coces al mundo del arte.

el-francotirador-pacientePara los personajes de la obra, "el arte no es un producto, sino una actividad", "el grafiti es el único arte vivo" o "el arte moderno no es cultura, sólo moda social", por ejemplo. Yo, personalmente, acepto estas ideas concretas, pero reconozco que soy de los que ven en el grafiti más vandalismo que arte, salvo en honrosas excepciones. Por eso me ha gustado El francotirador paciente, porque me ha hecho plantearme algunas cuestiones sobre la sociedad actual, y por esa novedad del tema del arte urbano.

He leído a un Reverte más joven; en esta obra he tenido más cerca La tabla de Flandes o El club Dumas, que con las obras anteriores del autor cartagenero. Creo que todo viene de una nota de frescor en el tema tratado, extremadamente actual pero desconocido, más que en la trama misma de la novela. Por supuesto, no hay cambios en la narrativa. Si te gusta su estilo, bien, si no, es lo que hay. A estas alturas del partido, Pérez-Reverte es un autor consagrado que no tiene nada que demostrar. Sin embargo, si su carrera empezase con esta obra no apostaría por una vida literaria extensa. 

En resumen, El francotirador paciente me ha gustado más que sus últimas tres novelas, gracias a su saber hacer como escritor y a una temática novedosa y fresca. Sin embargo, hay demasiado Reverte en esta novela como para que los que le seguimos desde hace tiempo no reconozcamos sus personajes y su forma de contar las historias. En mi opinión, Pérez-Reverte ha podido hacer el canto del cisne con esta última novela porque -grafitis aparte- a esta historia le falta chispa y le sobra cansancio.

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