martes, 20 de noviembre de 2012

Misión olvido, de María Dueñas

Nuestra protagonista -Blanca Perea- coge a la ligera lo que se anticipa como un magnifico proyecto académico, debido a la imposibilidad de recomponer en estos momentos los pedazos del puzzle en el que se acaba de convertir su vida. Su matrimonio y su estabilidad personal se han derrumbado, por lo que decide dar un giro de 180º a su existencia y se marcha a la pequeña universidad de Santa Cecilia en California.

mision-olvidoSu nuevo trabajo consistirá en la catalogación del legado de su viejo amigo y compatriota Andrés Fontana, fallecido años atrás. A medida que va avanzando en la recomposición de las piezas "de la memoria" de aquel hispanista olvidado, aparece Daniel Carter, personaje que se va acercando con mucho interés a Blanca.

Con el discurrir de la novela la protagonista se verá arrastrada hacia un laberinto de sentimientos enfrentados, intrigas y puertas sin cerrar ¿Por qué este interés después de tantos años? ¿Por qué nunca nadie se preocupo de desenterrar lo que Andrés Fontana dejó a su muerte? y otras muchas preguntas que los lectores irán descubriendo a medida que avancen en la lectura de la novela y en los viajes entre España y Estados Unidos de Blanca.

Llegados a este punto de la novela nos damos cuenta que es posible que no sepamos en donde nos encontramos inmersos en la lectura, también puede pasar que no sepamos ni lo que está buscando ni investigando nuestra querida Blanca. Podemos sufrir un pequeño olvido de parte de lo que hemos leído.

Superada esta parte de la novela, en la que la lectura se hace un tanto pesada y aburrida, nuestra querida María Dueñas, gracias a Dios, remonta otra vez, logrando que el lector recupere el interés y se quede enganchado hasta las ultimas paginas.

Se trata de una novela intensamente humana, una ofrenda a las segundas oportunidades. Esperemos que la próxima novela de María Dueñas no caiga en el olvido.

Post cortesía de Jorge Urteaga

domingo, 11 de noviembre de 2012

El tango de la guardia vieja, de Arturo Pérez-Reverte


El Tango de la guardia vieja es la historia de una relación imposible entre un gigoló buscavidas y ladrón de guante blanco (Max Costa) y una niña bien, rica y caprichosa (Mecha Inzunza) a lo largo de tres encuentros distintos. Este amor que nunca llega a serlo tiene reminiscencias del que viven Lolita Palma y Pepe Lobo en El Asedio, la anterior novela de Arturo Pérez-Reverte, pero está mejor contada y se asienta sobre unos pilares narrativos más aceptables. Personalmente, nunca creí ni entendí esa base de sobre-entendidos en la que se fundamenta la relación de Palma y Lobo. Me quedo con la de El tango de la guardia vieja.

el-tango-de-la-guardia-viejaComo decorado de la historia, Reverte traza la decadencia de la alta sociedad durante el siglo XX: "Hoteles, viajes, lugares, hombres más zafios y menos atractivos... Aquella vieja Europa, la que bailó en los dancings y palaces el Bolero de Ravel y el Tango de la guardia vieja, ya no podía contemplarse al trasluz de una copa de champaña".

El primero de los encuentros entre Max y Mecha tiene lugar entre un transatlántico y los arrabales de Buenos Aires y nos sumerge en los orígenes del tango. El segundo encuentro es un asunto de espías en los albores de la segunda gran guerra ubicado en la Costa Azul francesa y el tercero, una competición de ajedrez previa a un título mundial en la Italia moderna.

Sin lugar a dudas, el primer encuentro es el más sorprendente desde el punto de vista narrativo, pues cuesta imaginarse al autor aprendiendo a bailar para contarnos la historia del tango. Por ello, resulta más atractiva, pues todo proviene de una contundente documentación previa (como pudo ocurrir en El maestro de esgrima) y una gran capacidad descriptiva. En esa parte de la obra encontramos frases tan destacadas como ésta: "Qué otra cosa era aquello bailado a la manera de siempre, lejos de los salones y la etiqueta, sino una entrega absoluta, cómplice. Un avivar de viejos instintos, rituales deseos quemantes, promesas hechas piel y carne durante unos instantes fugaces de música y seducción". No es que la novela decaiga con las otras dos aventuras, pero sí creo que la más sorprendente es la primera.

En cualquier caso, Reverte teje con experta maestría narrativa una historia no carente de sorpresas, y a mi entender, su prosa sigue mejorando con la experiencia. "Creo que en el mundo de hoy la única libertad es la indiferencia", escribe. No creo que sea su mejor novela desde el punto de vista de la historia en sí, pero es una de las mejor escritas. Indudablemente, supera a El asedio y a El pintor de batallas.