En estas, Agustín Tejada crea el personaje de un templario de la orden de San Lázaro, los monjes guerreros encargados de los leprosos, un hispano israelí llamado Amadís Pérez de Traba, que se convierte en el mentor del joven rey.
El lazarista perdió a su hijo y a su mujer por la misma enfermedad, pero es un conocido caballero templario sin intereses en la corona. Por ese motivo se convierte en el mentor militar del rey Balduino IV. De esa relación de amistad entre tutor y ahijado nace la novela.
La Historia recuerda que se trata del penúltimo rey de Jerusalén, pero Tejada demuestra que su reinado dio para mucho a través de una novela muy bien documentada y creíble, pero sobre todo bien escrita y estructurada. La sombra del rey de Jerusalén es una revisión de los últimos años de la ciudad palestina bajo poder franco y de cómo la cristiandad va perdiendo terreno frente al islam.
Y lo hace a través de unos personajes bien ajustados a la Historia, como el conde Rodrigo Álvarez de Sarria, de la Orden de Santa María del Monte Gaudio de Jerusalén, el mismo Amadís, supuesto familiar de los gallegos Pérez de Traba; o no tanto, como la cantinera Yvette. Sin olvidarnos del rey y su enfermedad, su hermana Sybila y sus matrimonios de estado, o su madre, con sus múltiples amantes, entre otros personajes históricos.
En cualquier caso, La sombra del rey de Jerusalén es una novela entretenida y muy recomendable para revivir cómo pudieron ser los últimos años de la Jerusalén cristiana. Tiene ritmo narrativo, mucha Historia y muchas historias paralelas que la activan y te mantienen ensimismado a las aventuras y desventuras de los cruzados.
