lunes, 14 de febrero de 2022

El medallón de fuego, Carla Montero

El medallón de fuego es la continuación de La tabla esmeralda que tan buena impresión nos causó en su momento. Puesto que existe una relación entre los dos objetos y se repiten algunos personajes de las dos obras resulta necesario leerlas por orden. El medallón de fuego puede leerse sin su precedente, pero no será igual. En mi caso, no recordaba ya los sucesos de La tabla esmeralda y es posible que por eso la haya disfrutado menos.

Me falta el desarrollo de la relación entre ambos objetos y qué son capaces de hacer juntos. Vamos, me falta un poco de esoterismo que haga volar mi imaginación. Por ejemplo, ¿por qué le llaman medallón de fuego? 

Por otro lado, El medallón de fuego repite la historia en dos tiempos, el actual y los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, que le aporta interés y agilidad. En la parte de 1945 hay varios personajes cuyas vidas se entrelazan, mientras que en la parte actual se repiten los de Ana y Alain, a los que se une Martin y, de refilón, Konrad.  

La obra avanza con un ritmo narrativo ágil y engancha por su estructura temporal y el desarrollo de los acontecimientos, pero cae en algunos 'deja vu' o escenas ya vistas en el cine o en leídas en otras obras, como la de la biblioteca durante la fiesta privada en Estambul.

El final no me ha gustado mucho. Creo que resulta pobre. Si es para escribir una tercera parte, no lo se, pero no me deja con las mismas ganas de más que La tabla esmeralda. 

En conclusión, El medallón de fuego está por debajo de su predecesora La tabla esmeralda y lo notará mucho más quien se adentre en las dos novelas seguidas, algo que, por otra parte, se hace casi imprescindible para entender la historia en su conjunto. El medallón de fuego es una buena lectura, pero pierde en comparación con La tabla esmeralda.