lunes, 28 de septiembre de 2020

El halcón de Esparta, de Conn Iggulden


En El halcón de Esparta Iggulden abandona la edad media para adentrarse en su versión de la Anábasis de Jenofonte, la obra que cuenta la 'historia de los 10.000'. Por recordarla, se trata de los 10.000 mercenarios griegos que cruzaron Persia para luchar a las órdenes de Ciro, el hermano menor del rey Artajerjes, unos años antes de la llegada de Alejandro Magno. Tras la batalla de Cunaxa, y ante las pocas garantías que les ofrecían las palabras del rey persa, los griegos inician una expedición hacia el norte, acosados por los persas hasta el terriorio carduco (kurdos) y el reino de Armenia. 

La Anábasis ha tenido otras versiones anteriores como la de Valerio Massimo Manfredi (El ejército perdido) que leímos, pero que no tiene reseña en este blog. Puestos a quedarnos con una de ellas quizás nos decantaríamos por la de Manfredi, que aporta más sobre la situación que se esconde detrás del miedo a que los griegos vuelvan a casa, y que se desarrolla más en el tiempo. 

El Halcón de Esparta se divide en dos partes, una previa a la batalla de Cunaxa y otra posterior, la que desarrollaría la odisea. Hasta la batalla entre los dos ejércitos toma el punto de vista de Ciro y sólo hace narrador a Jenofonte cuando se convierte en estratego de los griegos y los 10.000 civiles que los siguen.

La narración es ágil y la lectura fluye por las páginas de El halcón de Esparta. Como siempre decimos, se echa de menos un mapa que sí aporta la versión de Manfredi y que permite al lector situar la odisea en su marco geográfico y valorar la importancia del reto. 

Los personajes secundarios son interesantes, pero Iggulden reduce el peso de las mujeres a una sola, que no termina de cruzarse con Jenofonte, pues aparentemente el peso de la responsabilidad deja al ateniense poco tiempo para el amor. En cuanto a los generales griegos, reduce su presencia a tres antes de Cunaxa y a dos después.

El halcón de Esparta es una buena novela histórica, pero no mejora las versiones anteriores de la Anábasis de Jenofonte. Pese a ello, es una novela que puedes leer para conocer la historia de los 10.000 si no quieres acudir a la versión original del ateniense. 

También en ratonchica.com, puedes leer la reseña de La guerra de las dos rosas, de Conn Iggulden.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Enemigos de Esparta, de Sebastián Roa


Tras unas cuantas novelas históricas sobre la España de la Edad Media, Sebastián Roa da un salto en el tiempo y nos lleva a Grecia Clásica, en un periodo de cambio en la hegemonía de las polis o ciudades helenas. El hilo conductor es la búsqueda de un guerrero tracio (Prómaco) de su amada Veleka, secuestrada por los espartanos, y de cómo participa en las batallas que van minando la hegemonía de Esparta en los últimos años de su esplendor militar.

Gracias a Prómaco, los lectores vivimos las claves que llevaron a la caída de Esparta y conocemos a héroes griegos como Epaminondas o figuras que marcaron la historia griega como Platón, Aristóteles o Filipo de Macedonia. La novela está muy bien ambientada y encajada en un momento de cambio en Grecia, lo que demuestra un gran trabajo previo de documentación por parte del autor. Los personajes, tanto los reales como los ficticios están muy bien tratados y son realistas y creíbles.

Pero lo que me ha gustado más es la épica de la novela, las batallas. Quizás había más detalles en las de sus obras anteriores, pero supongo que también era más sencillo encontrar las causas de las victorias y las derrotas. Digamos que en las batallas griegas se hace más evidente que la estrategia es la clave y parece que hay menos épica en los pequeños detalles del cuerpo a cuerpo en Enemigos de Esparta. Me he quedado con ganas de mancharme más en el campo de batalla. 

Me ha gustado Enemigos de Esparta, pero prefiero al Roa medieval de sus novelas anteriores. Creo que en ellas brillaba más el autor como escritor de novela histórica épica.