miércoles, 31 de enero de 2018

Una columna de fuego, de Ken Follet

Si has leído anteriormente Los pilares de la tierra o Un mundo sin fin, Una columna de fuego te resultará un tanto reconocible, y no lo digo tanto por la ciudad de Kingsbridge, epicentro geográfico de la novela, como por la historia principal sobre la que se construye el libro: el amor imposible de Ned Willard y Marge Fitzgerald.

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En esta ocasión no se construye nada nuevo en Kingsbridge, que pasa a un segundo plano, aunque la historia sí gira en torno a los burgueses o comerciantes y los nobles y clero. Los primeros representan el futuro y el cambio y los segundos, el pasado y el inmovilismo.

La obra se sitúa temporalmente en el reinado de Isabel I y de cómo juega sus cartas para, primero, alcanzar la corona y, segundo, para mantenerse en el trono, en una época en la que surgen las primeras guerras entre cristianos (católicos vs. protestantes) aunque en la cubierta de libro se hable de guerras de religión.

Aunque el final puede ser un poco predecible en cierto sentido -si te has leído las dos obras anteriores de la saga- la historia es muy entretenida y está bien documentada y contada. Una columna de fuego es más internacional por cuanto que la historia viaja por más países de Europa y cruza el Atlántico y habla mucho de la hipocresía de los monarcas, que utilizan la religión para sus propios fines.

La parte de cómo funciona el servico de espionaje inglés es creíble, pero no es el leit motif de una novela histórica que se centra más en cómo la iglesia católica provoca la creación del protestantismo y cómo se suben a este carro religioso muchas personas más interesadas en su provecho propio que en el cuidado de las almas.

En ese sentido, Una columna de fuego parece un tanto la versión protestante de esa parte de la historia, pues se centra mucho en la intransigencia de los católicos y en cómo hacerse protestante era casi la única opción de las pobres gentes de bien en toda Europa   0_0

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