domingo, 15 de abril de 2012

El prisionero del cielo, de Carlos Ruiz Zafón


Me gusta pensar en Carlos Ruiz Zafón como en un pintor de historias porque en mis tres contactos con El cementerio de los libros olvidados he vivido los avatares de sus personajes en blanco y negro. No termino de entender cómo lo ha hecho, pero la Barcelona gótica y gris que pinta el autor de 'El prisionero del cielo' me ha calado hasta los huesos y me impide ver una historia en colores. Lógicamente, la maestría narrativa de Ruiz Zafón ha sido capaz de pintar una novela llena de matices cromáticos, pero siempre en blanco y negro para mí. "Su vida parecía encaminada a esa existencia gris y amarga de los mediocres a quienes Dios, en su infinita crueldad, ha bendecido con los delirios de grandeza y la soberbia de los titanes".

el-prisionero-del-cieloEn esta tercera entrega, independiente de las otras dos anteriores, Zafón repasa la vida de un personaje especialmente entrañable: Fermín Romero de Torres, quien dice haber tomado prestado su nombre de un torero. Su retrato es el de un hombre escaso de cuerpo y sobrado de vida, una de esas personas sorprendentes con las que nos cruzamos en la vida, de escasa educación escolástica y elevada cultura vital; capaz, por tanto, de mantener conversaciones cultas a base de palabras, dichos y expresiones extremadamente populares. Fermín no es un personaje más; en El prisionero del cielo, como en sus apariciones anteriores, Fermín es todo un personaje. Como dice de él David Martín, otro de los actores del libro, "Fermín, es usted un buen hombre. Trate de disimularlo".

La historia esta vez es algo más real y menos gótica que las dos precedentes, pero mantiene el ritmo y la calidad narrativa de las entregas anteriores. Resulta más intimista por tratarse de personajes menos oscuros y cuenta unos avatares más mundanos, con la excepción del guiño a "El conde de Montecristo". Su lectura es ágil, pero no por ello superficial. La historia tiene intriga y misterio suficientes como para devorar el libro en menos tiempo del que la edición en rústica hace pensar y es, de nuevo, una gran novela, si bien carece del efecto sorpresa de  "La sombra del viento".

6 comentarios:

  1. Pues que quieres que te diga, no me parece un escritor de calidad. La primera me cautivó, la segunda me pareció una vulgar secuela, y con la tercera no me pongo, porque estoy convencido de que no la acabaré. Hay novelistas mucho mejores que retratan la ciudad de Barcelona en los mismos términos, Zafón es un cansino

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  2. Gracias por tu comentario. Reconozco que la segunda y la tercera entregas no están a la altura de la primera, pero creo que se merecen una lectura. Sobre si retratan bien o mal la ciudad de Barcelona de esos años, la verdad, procedo de tierras de Castilla y no puedo dar mi opinión al respecto. No obstante, a mí Zafón me parece un buen narrador en lo que le he leído (las tres entregas citadas).

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  3. Que si Ratón, que a mi me pasa igual, conozco poco Barcelona pero yo creo que este hombre tiene suficiente fuerza narrativa y buena información como para reflejar la Cataluña de la época. De todos modos, la novela, aunque todavía no la he terminado es GENIAL, divertida a tope. Por cierto, buen blog.

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  4. Gracias Johnny. Te sigo esperando en este blog y me gustará leer tus opiniones.

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  5. Gracias por compartir esta crítica. Este libro lo acabo de leer y me gustó mucho. Narra muy bien y de verdad que se siente el frío que llega a los huesos. Sin acusar a nadie, muestra muy bien la Barcelona en la época de Franco.

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  6. Gracias a ti por compartir tu opinión. Te esperamos por aquí. Un saludo.

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