Las aventuras son divertidas y realistas y van dejando apuntes gastronómicos de los platos más típicos de la España del siglo de oro así como de los principales atractivos arquitectónicos que encuentra el aspirante a cocinero real por las ciudades y villas que visita.
Es una novela costumbrista, muy del estilo del Lazarillo de Tormes, pero más corta y optimista y recorre las tierras que van de Palencia a Madrid, pasando por Toledo, eso sí, parando por conventos y burdeles, en una lectura fácil y que deja buen sabor de boca. Muy recomendable para castellano leoneses.
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