Desde la óptica de un lector de hoy no había razones para ajusticiar a una persona acusada de brujería, pero lo que hace interesante la lectura es cómo se intentaba razonar entonces que no había tales embrujos y sortilegios cuando se utilizaba, las más de las veces, como una forma de ajustar cuentas con vecinos y familiares mediante acusaciones difícilmente demostrables por el acusado o el acusador.
Dado que la brujería es una especie de peste que procede de la Navarra francesa, los personajes buscan en el país vecino tratados y conocimientos para entender el origen del problema y su extensión a España.
Las brujas y el inquisidor se convierte así en una novelas histórica más al uso, con viajes y sucesos reales. Sin embargo, no deja de ser una reflexión sobre el verdadero origen de la brujería en España y cómo la sinrazón de los mismos inquisidores designados para solucionar el problema, lo hicieron más grande.
La novela de Elvira Roca Barea está bien documentada y se deja leer, pues trata a los personajes y a los hechos históricos con seriedad, pero es más una obra sobre lo absurdo de cómo surge y se extiende la brujería que un tratado sobre artes mágicas y ocultas. No te pierdas la parte de las recetas, pues está especialmente cuidada por la autora y resulta muy interesante y atractiva.
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