La reina descalza, de Ildefonso Falcones

"Canta hasta que la boca te sepa a sangre..." es la frase en torno a la cual gira la tercera novela de Ildefonso Falcones, una obra situada en la España del siglo XVIII y que plasma una historia de amistad entre dos mujeres de dos razas menospreciadas en ese tiempo, una gitana y una negra, con el hilo conductor de la música y la libertad, o la falta de ella. La obra vive también de otros dos personajes de raza gitana, el abuelo y la madre de Milagros, la protagonista, cuyo peso en la novela es igual de importante en la acción global.

En realidad, Falcones navega aquí en las aguas del origen del cante flamenco tal y como se lo conoce hoy, con la fusión de las músicas gitanas antiguas, la música popular española y el arte de origen africano, tanto norte, como subsahariano. A partir de esa columna vertebral que forman las dos mujeres, y con la fusión como fuente de la evolución humana, el autor vuelca una depurada documentación de la Historia de España y su gran conocimiento de las leyes, normas, usos y costumbres de la que ha hecho gala en sus dos obras anteriores, para recrear una dura novela que no deja indiferente al lector.

La prosa de Falcones ha mejorado desde 'La catedral del mar' y es ahora más redonda o más suave. Toda esa información sobre las leyes o normas que rigen ciertas sociedades, los usos y costumbres de las distintas ciudades o culturas encuentran ahora su espacio con naturalidad, sin estridencias, con una armonía más sutil que en sus obras anteriores. Podríamos decir que 'La reina descalza' es la obra de un escritor experto en leyes y no la de un abogado que escribe. La forma en la que fluye la acción demuestra la experiencia ganada en estos años por parte del autor.

Desde mi punto de vista, tanta presencia de personajes femeninos acerca la novela a lectoras más que a lectores.  Sin embargo, creo que no hay muchas obras que versen sobre los importantes acontecimientos que se vivieron en España en esa época desde un punto de vista social. Por ello, invito a todos los lectores, hombres y mujeres, a disfrutar de una novela que huele a tabaco, sabe a tragedia y suena a cante jondo.