En su primera novela, esta autora croata nos narra una bonita historia de amor que comienza en los años 60 y llega hasta nuestros días. Natasa Dragnic nos hace creer por un momento en las almas gemelas,... en el destino.
Dos pequeños (Dora y Luka) se conocen en un pueblo costero del Adriático llamado Macarsca. Desde el primer momento -y hablamos de niños muy pequeños- se "enamoran"; ellos saben que están destinados a estar juntos "por los siglos de los siglos". Se ven obligados a separarse por los avatares de la vida, pero aún y así siguen pensando el uno en el otro. Durante toda su vida hay encuentros y desencuentros pero, sobre todo, unos estupendos reencuentros.
Desde la primera hasta la última página de "Cada día, cada hora" se respira amor. Me gustó además lo presente que están en la vida de ambos los maravillosos poemas de Pablo Neruda. Es una lectura recomendable, que parece y hace pensar en una bonita película romántica.
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