En esta su sexta obra sobre el antiguo Egipto,
Antonio Cabanas explora
una época convulsa y extraña, marcada por las figuras de la reina traidora y el faraón hereje, junto a la conocida historia de Tutankhamón. Poco puedo decir del gran trabajo de recreación histórica que el autor ha llevado a cabo, pues
la obra muestra una documentación y unos conocimientos de la época impresionantes. Sin embargo,
no es El secreto del Nilo la mejor novela de Cabanas. Y no lo es porque la historia tiene demasiado de intrigas palaciegas y oscuros intereses religiosos en un país con cientos de dioses y carece de micro historias originales, de aventuras y de acción. La inclusión de la curiosidad sobre cómo se legislaban los divorcios o la manera en que preveían la amplitud de las crecidas del Nilo no bastan. Se trata de
una novela más lenta y un tanto previsible, si la comparamos con otras obras de Cabanas.

Tampoco ayuda a situar El secreto del Nilo entre sus mejores novelas un
cierto cansancio en el autor, que se traduce en una historia base, la vida de Neferhor, un tanto manida ya en su obra (la del ascenso por las clases sociales de un campesino), con un par de éxitos y un par de fracasos en medio, y dos actuaciones animales en cierto modo, previsibles y poco creíbles.
Sigo quedándome con El ladrón de tumbas como su mejor historia, pese a ser, claramente, la peor escrita.
Por este lado de la narrativa, es indudable la
mejora experimentada por Antonio Cabanas a lo largo de sus seis obras. Sus conocimientos se vuelcan ahora de forma más ágil y suave y ya no parecen las notas desafinadas de un erudito pedante que reflejaban sus primeras novelas.
El secreto del Nilo es una
lectura obligatoria para un aficionado al antiguo Egipto y un espléndida manera de aprender lo que pudo ocurrir en esa época del faraón hereje, pero para un mero aficionado a la novela histórica -incluso al Egipto de los faraones-
hay otras obras más entretenidas, sin salir siquiera de las de Antonio Cabanas.